Como traductor profesional, acabo pensando en mi oficio a todas horas y muchas veces me doy cuenta de que hay muchos parecidos entre dicho oficio y las cosas que hago en mis ratos libres.
Desde que me dieron un libro de cocteles para navidad (todavía soy bastante inglés para recibir mis regalos el día de Navidad y no el 6 de enero) hace un año, he hecho muchos cocteles para mis amigos y aún más para mí. He llegado a la conclusión de que un coctel bien hecho es como una buena traducción.
Primero - los dos han de contener los ingredientes correctos: un Dry Martini debe tener ginebra y también vermut seco y si solo tiene ginebra lo que tiene es una sencilla copa de ginebra que se puede beber pero obviamente no es lo mismo. De modo parecido, una traducción ha de contener toda la información que contiene el documento original. Si la traducción falta un dato, probablemente se puede leerlo pero no es completo y si, como el vermut de un Martini, ese dato es importante, se estropea el trabajo entero.
Segundo - hay que mezclar ambas cosas de forma correcta para que se salen bien: para hacer un buen coctel hay que prepararlo como especifica la receta y no vale simplemente verter los ingredientes en un vaso sin más. Hay que medir las cantidades con cuidado (un Dry Martini con demasiado vermut es un Wet Martini), elegir la copa adecuada (no vale poner un Martini en un tubo) y remover o agitar como es debido (sino, no se mezcla, enfría o diluye). Para hacer una buena traducción hay que seguir el texto original y no vale traducirlo palabra por palabra sin más. Hay que medir bien las palabras (la traducción de cada palabra tiene que ser correcto, a pesar de que muchas pueden tener más de un significado), elegir el registro adecuado (no vale utilizar palabras o frases coloquiales en una carta al director de una empresa) y remover o agitar como es debido (al traducir del español al inglés hay que cambiar el orden de las palabras o formar dos frases ingleses de las frases españoles que suelen ser más largas).
Tercero - ahora que los cocteles, y en particular el mojito, se han puesto de moda, he visto que ya se los están vendiendo preparados en botellas (y además a un precio bastante alto). Esto me hizo pensar en la traducción a máquina como, por ejemplo, lo que se puede hacer con Google. A lo mejor tienen los mismos ingredientes (menta, ron, lima y azúcar, en caso del mojito) o las mismas palabras, en el caso de la traducción, pero nunca van a ser tan buenos como algo hecho a mano por alguien que sabe lo que hace. Yo hago mis mojitos con menta fresca, ron blanco, zumo de lima fresca y sirope de azúcar casera, todo removido en un vaso con hielo picado y terminado con un poco de gaseosa. En mis traducciones leo y comprendo un texto antes de empezar y entonces no solo traduzco las palabras sino produzco un texto que contiene la misma información y además suena como se lo había escrito en inglés. Nunca he probado un mojito de los que se vende en botella porque ya sé que no va a llegar a mis expectativas y igualmente no recomiendo que la gente utiliza la traducción a máquina si lo que quiere y necesita es una buena traducción.
En fin, eso es mi teoría de que preparar un coctel es parecido al hacer una traducción. Por cierto, mi receta para un buen Dry Martini consiste en: poner la copa en el frigorífico para que se enfríe. Remover medio chupito de Martini blanco, dos y medio de ginebra Larios y unas gotitas de Angostura Orange Bitters en la coctelera. Cuando esté bien frío verter la mezcla en la copa fría y servir con un trocito de ralladura de limón. Mmmm, tengo sed…
Muy bueno. ¡Estoy de acuerdo con el concepto! Muy importantes todos los puntos tratados. La traducción en sí del artículo tiene algún pequeño errorcillo pero se entiende perfectamente...
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